El taoísmo por su parte practicaba las limpiezas colonicas a través de ayunos junto con purgantes a base de potentes hierbas que sacaban todas las mucosidades y dragaban los residuos del colon. Estas prácticas ya las realizaban en el siglo III a. de C., enseñanzas que ya constaban en el libro Clásico de Medicina Interna del Emperador Amarillo. Mas sin embargo hoy en día fuertes químicos como laxantes y purgantes ocupan los primeros lugares de las medicinas más vendidas en el mundo occidental, ya que el estreñimiento se ha convertido en un problema crónico que aqueja a hombres, mujeres, jóvenes, viejos e inclusive a niños y a todos por igual. Estos laxantes no son más que químicos inorgánicos los cuales son totalmente incompatibles con el organismo humano, ya que su función es irritar intensamente las mucosas del colon al punto que éste se contrae como una serpiente herida para poder expulsar este fuerte químico y con algo de materia fecal que se encuentre en proceso de expulsión, los laxantes no tienen el poder para desprender las incrustaciones de desechos putrefactos, residuos tóxicos de la fermentación y capas de mucosidades secas y como se ha vuelto costumbre el uso diario de estos productos que lo único que hacen es debilitar a los intestinos a tal punto que dejan de funcionar naturalmente, haciéndose necesario el uso de dosis cada más fuertes de estos productos para seguir estrangulando al intestino y obligándolo a realizar una función que ya no la tiene y como consecuencia de este abuso se presentan las famosas cirugías del colon. Mientras en el mundo occidental las personas se atiborran de laxantes, en el mundo oriental simplemente utilizan hierbas naturales para purgar los intestinos conjuntamente con ayunos terapéuticos y terapia nutricional.
Ahora que ya conoces los beneficios que el “ayuno” proporciona a tu cuerpo, a continuación encontraras los pasos a seguir para que puedas obtener el mejor provecho para tu organismo.
El primer día es completamente sencillo, ya que se necesita por lo menos 24 horas para que el proceso de desintoxicación comience y empiece a verter las toxinas en la sangre para su eliminación.
El segundo y tercer día realmente son los más difíciles ya que tu corriente sanguínea estará transportando hasta diez veces más su carga normal de toxinas,
y todo el cuerpo enviará a la sangre los venenos que tiene acumulados para que sean eliminados. En este proceso de desintoxicación te sentirás débil, fatigado, tenso, aturdido y quizás un poco mareado, pero esto no se debe a la falta de alimentos, así que no vayas a cometer el frecuente error de romper el ayuno por ingerir alimentos para “cobrar fuerzas”, ya que si ingieres algo, por supuesto que los molestos síntomas de la desintoxicación desaparecerán de inmediato, pero no por lo que ingeriste, sino porque estos alimentos indican al cuerpo que suspenda el proceso de desintoxicación y se prepare para iniciar el proceso de la digestión y metabolización de lo consumido.
Solamente puedes ingerir agua
Mientras más fuertes son los síntomas, más fuerte es el nivel de intoxicación de tus tejidos y esto significa que el ayuno está dando muy buenos resultados, solamente tienes que aguantar un poco y los resultados habrán valido la pena.
Se recomienda realizar ayunos de tres días cada 3 o 4 meses, esto con el fin de ir acostumbrando a tu organismo a una limpieza general interna.
Si realmente estas pasadito de peso, debes ayudarte con limpiadores intestinales e irrigaciones colónicas durante tus ayunos, esto con el fin de facilitar la rápida evacuación de las toxinas y materia fecal.
Transcurridos los tres días, ya puedes empezar a ingerir alimentos, los mismos que serán a base de verduras crudas, como por ejemplo la zanahoria, col y lechuga, luego puedes ingerir fruta fresca como manzanas, uvas, peras, etc., o verduras cocidas al vapor como calabaza, tomates, judías verdes, también puedes tostar unas pocas rebanadas de pan integral pero sin mantequilla láctea. El segundo día también debe ser vegetariano y al tercer día ya podrás ingerir comida a base de proteínas como pollo o pescado. Siempre trata de que tú dieta diaria se componga por lo menos un 50% en alimentos frescos y crudos y respeta las combinaciones correctas en todas tus comidas.
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